lunes, 2 de noviembre de 2015

Mi pareja tiene depresión


 
Me despierto, me giro y observo su cara sin expresión que me mira fija pero que no me ve, me atrevo a preguntarle para sacarla del estado de ausencia perenne ¿cómo estás?, ¿pasaste buena noche mi amor? le sonrío esperando que me la devuelva, me pregunto si hoy será un buen día, si hoy podremos sonreír….
 
Otro día más, no tengo fuerzas para levantarme, me podría quedar durmiendo todo el día, Dios, ya se despierta, cómo hago para disimular, no puedo hacerle esto, no puedo, que me deje dormir por favor, no tengo fuerzas, que me deje….no quiero vivir…..
 
Dos caras de una moneda en una misma situación donde dos personas que se aman no pueden conectar, donde se miran desde polos opuestos y sin expectativas hacia un encuentro.
 
La depresión es una enfermedad grave, muy conocida “de nombre” pero pocos saben lo que realmente es.  Del “estoy depre” a “tengo una depresión” va un largo camino que va desde una día tristón a un sinfín de días oscuros que te dejan sin fuerzas, sin capacidad de disfrutar, sin ganas de vivir y ausente del mundo la mayor parte del día durante muchos días seguidos.


 
Entender que tu pareja está temporalmente incapacitada para sentir emociones positivas o realizar cualquier tipo de actividad es una tarea difícil para muchos, donde la negación de una situación o el exigirle que se levante de ese sofá y se vaya a pasear contigo puede ser un trabajo arduo y agotador.
 
Para que quede un poco más claro, la palabra Depresión proviene del término latino  depressio  que, a su vez, procede de depressus (“abatido” o “derribado”), es decir, ¡tu pareja se siente abatida o derribada todo el día! ¿te lo puedes imaginar?, sonreir, moverse, ducharse, caminar implica un esfuerzo enorme, donde no siempre podrá conseguirlo y si lo hace que sepas que lo hará por los que quiere, por ti, por los hijos, por los que están ahí de alguna manera haciéndola sentir en deber de corresponder.
 
Para la persona sana de la pareja que sufre esa situación es muy frustrante, llega a casa feliz con alguna buena noticia o simplemente porque está  bien y tiene ganas de reír o compartir un momento de calidad y entonces,  se encuentra contra un muro, acto seguido esconde su alegría porque no va en consonancia con el ambiente o quizás para no hacer sentir mal al otro. Esta situación día tras día puede hacer que se vayan encerrando en mundos separados con muchos intentos frustrados y errados, si no se sabe cómo tratar o actuar.


Los pilares básicos de la pareja (comunicación, compromiso y pasión) quedan trastocados temporalmente. La comunicación se convierte en un indagar cómo está el otro, en despistarlo, en no darle problemas e intentar sacarlo de esa ausencia. El compromiso quizás es el único que aquí ayuda a seguir luchando contra esa enfermedad, haciendo soñar a nuestra pareja situaciones futuras de cuando estemos bien o en situaciones más favorables. La que muere absolutamente es la pasión, una porque la persona enferma es incapaz de sentir placer, le cuesta mucho estar en situaciones sexuales placenteras, y si está medicada es aún peor, la líbido desaparece y la incapacidad para sentir un orgasmo es la primera de las consecuencias. Situación que a la pareja sana le hará sentir aun peor, primero porque la sigue amando y deseando, necesita de su pareja pero entiende que no puede forzar nada, no puede hacer sentir a su pareja  aun peor haciéndole hacer cosas que  ahora y por estas circunstancias, no son de su agrado.
 
Pero, ¿qué se hace en esas situaciones?
 
Dependiendo del grado o momento del proceso depresivo habrá que ir actuando en consecuencia. La depresión tiene vida propia, comienza desde una fase de agotamiento psicológico ocasionada por uno o  miles de motivos que se juntaron a lo largo de muchas experiencias. Es evidente que si estamos cansados después de una maratón lo que haremos será descansar mucho y alimentarnos bien, ¿no?, pues aquí más o menos lo mismo, para curar nuestro cuerpo, se trata de descansar y alimentarse bien;  para la mente-cuerpo, hacer ejercicio que cree endorfinas y para nuestra mente, ver cosas que nos hagan reír, distraerse con lectura amena o ir a terapia a solucionar todo ese pasado que está envenenando nuestro ser.

Si la depresión es grave y lleva tiempo quizás se necesite tratamiento farmacológico como coadyudante en la situación depresiva. Aplicaremos éstas o soluciones similares, buscaremos información, pediremos ayuda a amigos o familiares para que nos echen una mano, ya sea que seamos nosotros quien la experimentemos o nuestra pareja el apoyo social es muy importante. A la pareja la desahogará de ser la única involucrada en el proceso diario y al enfermo lo distraerá con nuevas situaciones o reuniones.


Ahora esto es a ti, a esa persona que está día a día viendo como su  pareja amada está desaparecida tras esa careta de tristeza o impasividad. Escucha, ten paciencia, la depresión acabará, no se sabe cuándo, pero lo hará. Quizás serán días, semanas o meses, tu pareja volverá. No puedes agotarte cada día luchando contra esta situación, no esperes que haga cosas normales, no te agotes, no te desanimes. Busca un espacio para ti, donde puedas descargar y recargar. Busca un espacio para los dos, en el que te conformes con cogerle la mano y ver la tele juntos, en hacerle una caricia sin que sea devuelta, en darle un beso sin que haya pasión, pero si cariño y mucho. Fortalécete con todos los recuerdos maravillosos que habéis pasado juntos, recuerda cómo te amó, cómo te ayudó.

Mira a tu pareja, si, a esa que está detrás de la careta, una parte de su ser se da cuenta, te ama y se siente mal por no poder darte lo que siempre te dio,  te observa y se rompe por dentro aun más. Ama a tu pareja y hazle saber lo maravillosa persona que es, aunque detrás escuches su lamento, le llega. Ama porque aun detrás del dolor te sigue amando profundamente. No es un camino fácil, pero como todo en la vida de la pareja es una crisis más, se sufre, se supera y se avanza.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario